CELA ACUDIA TODOS LOS AÑOS A RUTE A PASAR LA I.T.V...

Hoy, se quitará la camisa salmón de duque y los zapatos corinto de pisar césped y nos iremos con él, Serafín Quero, Sánchez Cantos, José A. y yo.

Atravesaremos la Vega de Antequera y llegaremos a Rute que duerme en los olivos, para la visita iniciática a los burros de Pascual Rovira. Bautizaremos tres borruchos y rendiremos culto, como cada verano, a los escritores andariegos. No vamos en mula como Santa Teresa, sino en el Mercedes de Cantos que siempre se equivoca de camino aunque Camilo lo advierte. Atravesar con Cela las colinas de Benamejí, cerca de Jauja donde nació el Tempranillo, es una magnificencia que no se puede permitir ni el rey de Arabia.

 

Se sabe de memoria la letra y la música de los clásicos como otros se saben las coplas.

De pronto nos recita a Garcilaso ("hasta que aquella eterna noche oscura / me cierren aquestos ojos que te vieron ").

Llegaremos al pueblo cómo pícaros, clandestinamente. No hay que descartar que en los alambiques, al mejor clásico, como la mejor puta se le escape un pedo.

De Camilo lo mismo sale una égloga que una ventosidad.

Beberemos hasta que empiecen a nadar los ojos en el machaco (55 grados) que mezclado con cerveza se llama Diente de Perro y que es el que tomaba Ava en el Hilton para tirarse botones.

Hay noches que no tiene ni un paso y sólo habla con monosílabos, pero hay noches en las que se dispara su prodigiosa memoria.

Para el de Iria, como el del Misisipi no son fantasías, sino fenómenos naturales.

--¿Escribes, Camilo?

- Hago cosas.

Madera de boj, hecha con una flauta para dormir ballenas, en la que se cuenta que la mar tiene voz de borracho, no es su Persiles.

Le queda cuerda.

Cuando el tonto le pregunta cómo anda de cipote, con grajo en el hombro contesta

- Yo soy académico de la lengua.

RAÚL DEL POZO.